¿Repetimos la historia?

A pesar de que sabemos que el ser humano está condenado a repetir sus errores si no aprende de ellos, seguimos sin aprender casi nada de lo que ya ha ocurrido. Por eso os traigo dos historias, la del parque Gezi en Estambul y la de nuestra Plaza Vieja en Almería, ya que el ayuntamiento almeriense (en manos del PP) ha aprobado en estos últimos días la reforma definitiva de la plaza, una reforma que ignora por completo tanto a nuestros árboles, a nuestro monumento, y a las y los almerienses. 

Empecemos por la primera historia, que comienza en mayo del año 2013 en la ciudad Estambul. El gobierno, a pesar de las críticas en contra de grupos ecologistas y ciudadanos, estaba decidido a acabar con el parque Gezi, sus árboles y cualquier atisbo de zona verde. ¿Sus motivos? Traer el "progreso" en forma de mega centro comercial. 

Todo parecía perdido para esos árboles, ¿qué se puede hacer contra un gobierno empecinado y que además basa sus acciones en el supuesto apoyo del pueblo porque ganaron unas elecciones? Pero alrededor de unos 50 ecologistas se plantaron, tiendas de campaña en mano, en el mismísimo parque Gezi, iniciando así el movimiento #occupygezi. Ellos no iban a abandonar sus esperanzas, ni tampoco a los árboles. Y, así, lo que empezó con 50 personas y su lucha por salvar un parque, en unos días se convirtió en una protesta masiva en toda Turquía, una protesta que no era ya solo para salvar unos árboles, sino que se transformó en el grito de una sociedad harta. Las protestas en Turquía dieron la vuelta al mundo a través de nuestros informativos. 

¿Qué pasó con el parque Gezi al final? Podría contároslo mientras damos un paseo bajo la sombra de sus grandiosos árboles, ¡porque los ciudadanos ganaron! Es una historia con final feliz, pero un final que le costó muchísima lucha a la sociedad turca. Fueron los ciudadanos echándose a las calles los que salvaron a esos árboles, luchando contra un gobierno que se negaba a escuchar y que intentó por todos los medios llevar a cabo su plan.

Ahora estamos en el año 2020, la ciudad es Almería y los árboles son los de nuestra querida Plaza Vieja, ¿repetimos la historia? En manos del ayuntamiento está dar marcha atrás y proponer una reforma acorde a los tiempos de emergencia climática y memoria histórica que corren, donde los ficus centenarios y el monumento a los Coloraos, es decir, nuestro patrimonio natural e histórico, sigan acompañándonos durante muchos más años en Almería ciudad. Y en nuestras manos está seguir luchando como hemos hecho hasta ahora, 117 alegaciones presentadas (y rechazadas), varias manifestaciones y actividades de protesta, asociaciones de todo tipo unidas por parar esta locura, unidas para proteger nuestro patrimonio, porque tenemos claro que #NOsinmipatrimonio 

Artículo originalmente publicado en El Salto Diario (enlace: https://www.elsaltodiario.com/algarabias/almeria-patrimonio-historico-natural-plaza-vieja-pingurucho-ficus )

#NOsinmipatrimonio

En estos últimos días, el ayuntamiento de Almería ha aprobado definitivamente, desestimando todas las alegaciones e ignorando todas las protestas ciudadanas, la remodelación de nuestra Plaza Vieja, una remodelación que atenta contra nuestro patrimonio natural e histórico. Los ficus son árboles centenarios, los habitantes más antiguos de esa plaza, y ningún equipo de gobierno tiene potestad para llevárselos de ahí, comprometiendo además su vida y vaciando la plaza. Bueno, vaciarla de elementos que no son rentables económicamente, porque pretenden llenarla de toldos.

Como NO podemos dejar que esto pase, queremos hacer un llamamiento a todas y todos los que os preocupais por nuestra naturaleza, almerienses o no, para hacerle saber al ayuntamiento nuestro rechazo a una reforma que no tiene en cuenta nuestro patrimonio. Para ello os pedimos que subáis una publicación a las redes sociales y etiquetéis al ayuntamiento, que les quede claro que #NOsinmipatrimonio

Por favor, compartid con todos vuestros contactos, llenemos las redes de nuestra indignación, que, en cuanto podamos, llenaremos las plazas 🌳🌳🌳

#yodesescaloporunmarlimpio

Este fin de semana, los compañeros de PROMAR han organizado, junto con otros 50 colectivos que colaboramos, la campaña #yodesescaloporunmarlimpio 🌊 

Así que estuvimos un ratito (a la hora del paseo y respetando todas las medidas de distanciamiento social e higiene) limpiando la Molineta (que a nosotras nos queda más cerca que el mar) para poner nuestro grano de arena.

Como no, encontramos mascarillas y guantes, la nueva basuraleza de moda, pero también el descuido por parte del ayuntamiento de nuestra naturaleza más cercana, lo que podría ser un parque periurbano fantástico, llena de escombros, basuras y desgana por conservar nuestro medio ambiente.

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《Desde el comienzo de la pandemia, a pesar del entusiasmo por ver como los animales recuperan las zonas urbanas, de comprender que el origen de la crisis sanitaria está en el deterioro de los ecosistemas, de relacionar la libertad con la naturaleza, y de la muestras de solidaridad, compromiso y responsabilidad de la sociedad, hemos visto como las mascarillas y guantes utilizados para prevenir contagios son tirados sin ningún respeto al suelo. Teniendo en cuenta que Almería es la octava provincia con más kilómetros de costa, 217, podemos imaginar que muchas terminarán en el mar. No obstante el problema es mínimo, pero si preocupante, si lo comparamos con los 10 millones de toneladas de basuras que se vierten cada año a los mares y océanos, provocando la muerte, por enredo o ingestión, de más de 1 millón de aves y 100.000 mamíferos y tortugas marinas.

Somos conscientes de que las limpiezas ciudadanas no son la solución a este descomunal e incontrolado problema, pero si consideramos que son una gran herramienta de educación ambiental para sensibilizar y empoderar a la población. En sus manos está la posibilidad de reducir, reutilizar y reciclar los residuos que genera en su vida diaria, pero sobre todo, la de presionar y exigir políticas ambientales para la correcta gestión de sus residuos, y para que se legisle, prohíba y eliminen del mercado determinados envases, superfluos e innecesarios, que están condenados a convertirse en basuras.》